MIGRACIONES
a mí me gusta el Viagra
porque me hace recordar a Dear Wendy
(ver IMDB
de Lars Von Tier circa 2000ish)
las mujeres no lo entenderían
tampoco
nosotros sin ellas
mis queridas pastillitas
gracias por forzar mi cuerpo a coger
gracias por no pararme el corazón
en la primera cita
aunque me meta suficientes miligramos
como para matar a un pollo
o a un perro chiquito
gracias
porque en el pacto de lo no escrito
el honor entre varones anónimos asegura
que los técnicos farmacéuticos
que hacen sus prácticas profesionales
y los jóvenes graduados
-los viejos ya ni me miran-
me devuelvan la receta con una mueca partida
cada vez que salgo a comprar
tus paquetes de diez
gracias
por tu presentación masticable y en comprimidos
gracias por tu disolución rápida
en mi sistema gastrointestinal
gracias por haber expirado tu patente
por todos nosotros
gracias por cargar con plomo
a este fierro sin hueso
con el que me disparo los sesos para encontrarme
vacío de preguntas
gracias por darle vida a quienes por razones orgánicas inoperables o falencias genéticas
o expresiones fenotípicas tristes
no pueden ponerla sin tu bendición
gracias por ahuyentar las pesadillas recurrentes en los veteranos de guerra que se automedican
con sobredosis por las noches
gracias por hacer indiscernibles
nuestras ausencias
gracias por preservarnos de las fauces
del deseo ajeno
gracias por alejarnos de la certeza de la muerte en la putrefacción de nuestros miembros
gracias por acompañarnos a Las Vegas aunque seamos sólo un cúmulo
de futuras hipotecas
y duelos mal hechos
gracias por tu amor incondicional y en tres cuotas
gracias por tu fecha de expiración prolongada
gracias por tus muestras gratis en los consultorios privados
los miércoles de cada mes
gracias Viagra
sos el padre que nunca tuve
sos la madre que me mira con un cariño silvestre
sos el buitre que me arrastra por el desierto
y quema mis palabras con arena sublingual
y acaricia con plumas sucias
todas las puntas agrietadas en mi piel
y me arranca
a picotazos quirúrgicos el hígado
y el vaso
hasta que dejo de serlo
mientras un azul sin fronteras calcina
un iris agoniza sin parpadeos
dos puntos
el arrojo
el arrojo al borde de un oasis turbio y un puesto abandonado
con un cartel en un idioma
ilegible sin testigos